Sunday, January 22, 2006

EL CANTO DE ARMÓNICOS


Alfred Tomatis, un médico francés especialista en otorrinolaringología que durante cuarenta y cinco años ha trabajado en las funciones del oído humano y en la importancia del escuchar, descubrió los efectos terapéuticos del canto de alta frecuencia cuando los guías espirituales de un monasterio benedictino fueron a verlo para pedirle ayuda.
Después del Concilio Vaticano II, el nuevo abad del monasterio creyó que las seis u ocho horas de canto de los monjes no servían a ningún propósito útil, y el canto cesó. Al poco tiempo, los monjes se mostraban fatigados y deprimidos.Se consultaron diversos médicos determinando que estaban subalimentados. La dieta, casi completamente vegetariana ingerida por los monjes, era nociva para ellos y les recetó una dieta a base de carne y patatas. Este médico había olvidado aparentemente que los monjes habían sido vegetarianos desde el siglo XII, y habían conseguido llevar un tipo de vida riguroso sin problemas previos. Los monjes empeoraron.
Tomatis descubrió que los monjes habían suspendido su práctica diaria de canto gregoriano. Sin el efecto terapéutico y de carga de su canto, los monjes no podían continuar con su riguroso horario de trabajo y oración. Una vez que Tomatis hubo restablecido el canto diario, los monjes pronto pudieron volver a sus largas jornadas de trabajo. Según él una de las funciones básicas del oido es suministrar, a través del sonido tanto la carga de la corteza cerebral como el 90% de la carga total del cuerpo.

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